En cada celebración de la Eucaristía, debe haber un número suficiente de ministros de la Sagrada Comunión de manera que pueda ser distribuido de una forma reverente y ordenada. Los obispos, sacerdotes y diáconos distribuyen Sagrada Comunión en virtud de su oficio como ministros ordinarios del Cuerpo y la Sangre del Señor.(1) Cuando el tamaño de la congregación o la incapacidad del obispo, sacerdote, o diácono lo requiere, el celebrante puede ser asistido por otros obispos, sacerdotes, o diáconos. Si tales ministros ordinarios de la Sagrada Comunión no están presentes, “el sacerdote puede llamar en su ayuda a ministros extraordinarios, es decir, acólitos ritualmente instituidos o también otros fieles que hayan sido ritualmente delegados para esto. [97] En caso de necesidad, el sacerdote puede designar fieles idóneos “ad actum” (sólo para esta ocasión).[98] (IGMR 162).”
Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión deben recibir suficiente preparación espiritual, teológica, y práctica para cumplir su rol con conocimiento y reverencia. En todos los asuntos deben seguir la guía del obispo diocesano (Normas para la Distribución y Recepción de la Sagrada Comunión Bajo Ambas Formas para la Diocesis de los Estados Unidos de América, NDRHC, no.28). Cuando se dispone de los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión, especialmente en la distribución de la Sagrada Comunión bajo ambas formas, su número no debe ser más allá de lo que es requerido para la distribución ordenada y reverente del Cuerpo y la Sangre del Señor. En todos los asuntos, tales Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión deben seguir la guía del obispo diocesano (IBID).
Todos los ministros de la Sagrada Comunión deben mostrar la más grande reverencia por la más Santísima Eucaristía con su comportamiento, su atuendo, y la manera en que sujetan el pan o vino consagrado. Si hay algún percance, como por ejemplo, si el vino consagrado se riega del cáliz, entonces el “área afectada debería ser lavado y el agua se derrama en el sagrario [IGMR, 280].” (NDRHC, 29).